<< Viene de aquí. ¿QUÉ HAY AQUÍ PARA MÍ? PARTE 16

QUIEN CAMINA A TU LADO

A poco de estar en modo “no hay vuelta atrás” y con los recibos de la hipoteca acumulándose me llamaron del banco, una vez para buscar una solución amistosa, la segunda vez para anunciarme que iniciarían el procedimiento de embargo.

Antes de seguir es menester contarte que mientras trabajé en la construcción aproveché para aprender otros oficios como fontanería, yesos, escayolas, etc. Mi apartamento solía ser algo oscuro y una día al entrar pensé: “vaya esto se vería muy bien con luz indirecta”

Y de inmediato me puse a proyectar e ideé mi propio método para poner un falso techo al salón con luz indirecta, y tenía pendiente extenderlo al pasillo que comunicaba el salón el baño y los dos cuartos.

Esa mañana regresé del banco lleno de furia preguntándome: “¿pero qué clase de poder tiene un tío de carne y hueso igual que yo para quitarme nada, da igual si está vestido de banquero, juez, fiscal, policía o lo que sea?”

Entré por la puerta, cogí una maceta decidido a tirar abajo todo el falso techo que había montado en el salón, pero cuando fui a dar el primer mazazo mi mano se detuvo y me dije:

¡Espera!!! Este no es el David que yo conozco… Y empecé a decirme a mí mismo: “Yo soy el único dueño de este piso… Yo soy el único dueño de este piso… Yo soy el único dueño de este piso”… Así estuve diciéndome todo el día y en lugar de destruir, me puse a montar el falso techo del pasillo hasta bien entrada la noche.

Al día siguiente como siempre me levanté bien temprano, desayuné y nuevamente me puse a trabajar en el falso techo, en tanto repetía: "Yo soy el único dueño de este piso”…

A media mañana recibo una llamada del banco pidiéndome que me acercase a la oficina pues tenían una propuesta que hacerme, pero como estaba todo embarrado de polvo y escayola les propuse vernos a la mañana siguiente.

La propuesta era fusionar, dividir y esperar. ¿Recuerdas que me había cargado el margen de beneficio de mi apartamento? Resulta que había abalado la hipoteca de un hijo con mi apartamento y cuando la crisis le dejó sin trabajo, la carga recayó sobre mi apartamento.

Fusionarían a mi hipoteca, la carga por abalar, un préstamo personal que había tomado, más una tarjeta de créditos. Dividirían todo eso en dos hipotecas. Esperarían dos años, para que empezara a pagar la primera hipoteca. Y cuatro años más tarde empezaría a pagar la segunda hipoteca. Así al final estaría pagando dos hipotecas al mismo tiempo.

Acepté la propuesta por esos dos años de gracia. El resto era un lazo para el futuro, que de todas formas no iba a dejar que apretasen sobre mi cuello. Y con el sentimiento “Yo soy el único dueño de este piso”, seguí reformando el apartamento. Eso sí, fui bajando el ritmo a medida que el dinero del “paro” se iba acercando a su final.

En tanto todo esto ocurría el gran familión de Cuba fue emigrando a España y también fueron naciendo nuevos pequeñines, había tantos cumpleaños por celebrar que casi todo los meses montábamos un gran fiestón para celebrar dos o tres cumpleaños juntos.

En uno de mis cumpleaños anuncié que solo quería libros de regalo y les entregué una lista con el nombre de cada libro de la colección de Abraham – Hikcs, para que cada quien eligiera uno. De aquellos libros fui entendiendo la función de mi *Guía Emocional*.

El ritmo de la reforma venía bajando, y para cuando llegué a la altura del salón-cocina. Ya había arrancado toda la meseta, fregadero, fogón, estantes y azulejos de la pared, cuando empecé a prestar atención a lo súper mal que se sentía, cada vez que me metía en aquel rincón.

Enseña Abraham que: “Si se siente mal, no lo hagas”. Haciendo caso a esas palabras y a mi *Guía Emocional* di los últimos retoques a la reforma para poder vivir con la comodidad mínima.

Los dos años de gracia se cumplieron y un día se presentó una trabajadora de los juzgados para infórmame la próxima salida a subasta del apartamento.

Para ese entonces ya había trabajado tanto en mí, que me lo tomé campechanamente. En una citación posterior que tuve para los juzgados, supe que nadie pujó por el apartamento y que el banco se lo adjudicó.

Eso fue lo último que supe del proceso, los siguientes 10 años estuve viviendo tranquilamente en ese apartamento sin pagar nada y jamás nadie se presentó para decirme que me fuera de allí. Una vez encontré un Youtube un orador motivacional, que contaba como a una amiga suya le había sucedido algo parecido. Me dije:.. “Waoo así que no he sido el único”.

En el 2017 comenzó a nacer dentro de mí el deseo de vivir en un apartamento amplio, cómodo, terminado, con puertas y ventanas de aluminio, moderno. Pero que yo no tuviera que hacerle absolutamente nada. Ese nuevo deseo bastó para reactivar el proceso de desalojo.

Me llamarón un buen día del banco y me dijeron que tenía que dejar el apartamento, pero que si quería, podía quedarme allí en régimen de alquiler. E incluso me preguntaron cuanto estaba dispuesto a pagar. Sin ingresos fijo con que contar les respondí que entre 100€ y 130€ al mes, lo cual posteriormente aceptaron.

Resulta que con la crisis el banco original donde hice la hipoteca se funcionó con otro banco y este a su vez se funcionó con otro de nombre La Caixa, que tiene una obra social.

Por email enviaron el contrato de alquiler describiendo un inmueble terminado, así que les informé que yo no podía firmar ese contrato, ya que el apartamento estaba a medio reformar. Y el día que me fuera de allí, ellos iban a querer un apartamento terminado.

Después de enviar un perito, me confirmaron que no podían alquilar el apartamento en ese estado. Había que terminarlo, pero conmigo dentro no era posible. Así que me propusieron permanecer allí un mes para ellos reubicarme en otro apartamento, el cual podría estar en un radio de 80 km. Y mientras no pagaría nada. El mes se convirtió en un año. Otro año más sin pagar nada.

Hasta finales del 2018 en que encontraron un apartamento, pero no a 80 km, sino a cinco calles hacia la entrada del mismo pueblo donde he vivido siempre.

Un sitio que siempre me ha encantado por la proximidad al mar, el aire puro, el espacio abierto donde disfruto haciendo ejercicios.

Como en ese (imagen de la izquierda) donde un único árbol crece al lado de las ruinas y de antiguas plataneras y que no cambio por el gimnasio mejor equipado y rara es la tarde que no veas el Sol caer en el horizonte porque por muy malo que esté el tiempo, el Teide la mayoría de la veces actúa como una pared que no deja pasar las nubes desde el norte.

El apartamento es amplio, muy luminoso con entrada de luz natural por ambos lados, muy bien cuidado, ventanas y puertas del balcón de aluminio, tres cuartos. Muy moderno porque mira que vueltas da la vida, cuando el boom de la construcción, justo en esos edificios trabajé por dos años consecutivos. Y de alquiler pago 130€ al mes.

Un Curso de Milagros dice…”Si supieras quién camina a tu lado en todo momento por esa senda que tu haz escogido, nunca más tendrías miedo e incertidumbre”.

En palabras de Obi-Wan Kenobi (La Guerra de la Galaxias) sería: “La Fuerza estará contigo…siempre”

Si hoy regreso a aquel octubre del 2008 en que decidí “Quemar mis Naves”, para mirar desde allí cuanto ha ocurrido durante estos 11 años. Ni en mil vidas habría conseguido sabiduría como para lanzar una crisis mundial, fusionar bancos, traspapelar papeles de desahucio y darle a todo un Final Feliz.

Solo puedo maravillarme y aceptar que jamás habría podido orquestar tamaño Plan Maestro, para cuidar de mí.

Y ahora que le he cogido el gustico te pregunto…

¿Darás un Clic Debajo y Permitirás que la Fuerza esté Contigo en este Proyecto de Vida, deslumbrándote con su Ingenio, los siguientes 10, 20, 30, 40 o 50 años?

Por cierto a la pregunta: ¿Qué clase de poder tiene un tío de carne y hueso igual que yo para quitarme nada, da igual si está vestido de banquero, juez, fiscal, policía o lo que sea?

La respuesta es: NINGUNO. “Nada ni nadie se mete en tu pastel, sin que previamente tú, lo hayas invitado con tus pensamientos”.

¿QUÉ HAY AQUÍ PARA MÍ? PARTE 18. Continúa aquí >>